miércoles, 10 de noviembre de 2010

George Patton

Tal día como mañana, 11 de noviembre, en 1885 el mundo vio nacer al primero de nuestros generales del mes, George Patton. Duro, controvertido y carismático, era un personaje paradójico: sus tropas temían su ira pero todos lo idolatraban porque creían que jamás conocerían la derrota a sus órdenes. Él y Bradley eran polos opuestos: Patton rara vez imponía sanciones disciplinarias pero gritaba a sus tropas, Bradley era propenso a sancionar pero era extremadamente educado.

Tras la Primera Guerra Mundial, Patton fue un pionero en la guerra con tanques y la coordinación con el apoyo aéreo. Gran parte de su éxito militar se debe a que con mejor apoyo aéreo que el resto de unidades, necesitaba asignar menos fuerzas a la protección de flancos y retaguardia, con lo que disponía de más potencia de fuego para el ataque. Tuteló al general y futuro presidente de los EE.UU. Dwight Eisenhower, que llegó a convertirse en su superior durante la Segunda Guerra Mundial. Al igual que con Bradley, había un contraste marcado con Eissenhower: Patton decía lo que pensaba sin pensárselo dos veces y estaba curtido en mil batallas, mientras que Eisenhower jamás estuvo en combate pero era un excelente diplomático.

Entró en la guerra como nuevo comandante del grupo de batalla que había sido derrotado por Erwin Rommel tras su huída de El-Alamein. Desde ese momento Patton se forjó a base de victorias una fama de general invencible, poniendo énfasis en que el enemigo los conociera y los temiera, ya que creía que era importante minar su moral desde antes del inicio de la batalla. Su frase más conocida fue: "Que Dios se apiade de mis enemigos, porque yo no lo haré".

Cuando se hizo público que Patton abofeteó a un soldado enfermo su carrera empezó a declinar. Para tranquilizar a la opinión pública Eisenhower lo alejó de la toma de decisiones. El Tercer Reich celebró la decisión de Eisenhower, ya que Von Rundstedt creía que era el mejor oficial enemigo, y en palabras del propio Adolf Hitler, el general Patton era "el enemigo más peligroso". Muchos creyeron que se trataba de un engaño y que Patton lideraría la invasión aliada, incapaces de concebir que otro lo hiciera.

La mayor hazaña que se recuerda de Patton es la Batalla de las Árdenas, cuando reposicionó la totalidad de sus fuerzas cubriendo más de 150 kilómetros en menos de 48 horas, pese a que estaban enzarzados en combate cuando iniciaron la maniobra. Si bien se consideró a los británicos los artífices de esa victoria, probablemente no habría sido posible sin la acción de Patton. El general Montgomery dió después un discurso que disgustó a muchos americanos, pues pensaron que el británico se atribuía excesivo mérito.

Después de la guerra, Patton continuó siendo controvertido. Ya profundamente distanciado de Eisenhower, se contrarió mucho cuando mediante triquiñuelas legales se clasificó a los prisioneros de guerra como "fuerzas hostiles desarmadas" en lugar de prisioneros, para saltarse la Convención de Ginebra y tenerlos en condiciones de semi-esclavitud. Patton dijo "es curioso recordar que hicimos una revolución por los derechos humanos, y una guerra civil para abolir la esclavitud, y ahora volvemos atras en ambos frentes". Como tantas otras veces, el que dice lo que piensa salió peor parado que el que piensa lo que dice: Eisenhower llegó a presidente de los EE.UU. y Patton acabó siendo otro Viejo Halcón más.

Patton sufrió un accidente de tráfico el 9 de diciembre de 1945, no se recuperó de las heridas y finalmente falleció el 21 de diciembre.

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