martes, 18 de diciembre de 2012

Benedicto XVI, el asno y el buey

Parece que hasta ahora hacíamos mal los pesebres en casa cada Navidad. A saber, en su nuevo libro "La infancia de Jesús", Benedicto XVI dice que nada indica que hubiera animales en el pesebre durante el nacimiento de Jesús.

Vamos a ver, si empezamos con esas, los tres reyes magos que seguían una estrella tampoco deberían estar, puesto que se trata de una costumbre egipcia que adoptaron los judíos que acabaron huyendo con Moisés. Y es que la imagen metafórica de "los tres reyes magos" se refería a las tres estrellas que corresponden al cinturón de la constelación de Orión, que se hacían visibles en el horizonte nocturno egipcio en diciembre.

Tampoco deberíamos poner a los pastores, que Palestina no tiene precisamente clima tropical y en aquella época no disponían de botas de goretex ni abrigos de plumón para desafiar la fría noche invernal.

Es más, si debemos guiarnos por el realismo, tampoco deberíamos colocar ni a Jesús ni a José ni a María, puesto que los estudios serios sobre los que la Iglesia no ha conseguido echar tierra encima concluyen que debió nacer en junio, así que es poco probable que se hubieran quedado en el pesebre hasta diciembre.

En definitiva, que la tradición de la Navidad y su contenido es en gran parte paradójico y metafórico, y no realista. Lo que debería contar es el espíritu navideño y no si de verdad había o no animales, ¿no creéis?

Claro que, probablemente, todo esto no sea más que un intento (y exitoso por cierto) de crear un poquito de controversia para darle publicidad al libro. Después de todo, con esta tontería del asno y el buey muchos medios importantes (y otros no tan importantes, como un servidor xD) le están dando publicidad gratis al libro de marras. Total, él mismo acaba diciendo que se pueden seguir poniendo las figuras de los animales, o sea que primero tira la piedra y luego esconde la mano, y seguro que más de un creyente que no tenía pensado comprar el libro lo hará a raíz de esta polémica. Desde luego, el Ratzinger de tonto no tiene un pelo.

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